UNA NUEVA ETAPA




A pesar del título de la entrada, no sé si se trata de una nueva etapa o de la continuación natural de la anterior. Lo cierto es que han pasado muchas cosas en estos meses de ausencia de este blog. Sentía remordimientos por no poder atenderlo y perder así a mis seguidores y seguidoras, pero lo prometo, no me daba más el tiempo de sí. Además del trabajo que paga las facturas, las tareas propias de la casa, que nunca finalizan, y mi adicción a mi familia, soy una activa tertuliana literaria y cronista oficial de muchos de los actos culturales de mi ciudad, todo ello ejercido por amor al arte, ocupando mi tiempo, excepto el poco que le resto al sueño para seguir escribiendo o revisando una obra ya finalizada, segun mi estado de ánimo.

No sé si os he comentado algo sobre mi gran producción literaria. Llevo escribiendo toda la vida, pero solo llevo publicando desde hace ahora cuatro años. Eso quiere decir que tengo muchísimas obras inéditas, de todas las medidas y de varios géneros: microrrelatos, relatos cortos, novela corta, novela (misterio, romántica y ciencia ficción). Lo último que he estado escribiendo, gracias a la incorporación de mi nieto a la familia, han sido cuentos de hadas, pero no los clásicos sobre príncipes azules y princesas fofas encerradas en torres esperando que las rescaten, sino cuentos infantiles para los niños de hoy, a quien no se les puede ir con milongas de otros tiempos, a los que hay que ofrecer una enseñanza moral de acuerdo con el tiempo que viven.  Por lo tanto, podéis intuir que llevo una larga cola de títulos que están finalizados y revisados, finalizados en proceso de revisión o sin finalizar, en espera de un instante para dedicarles. En cuanto tengo una idea, lo que yo llamo la chispa de la inspiración, la plasmo, la llevo tan lejos como puedo y ya la revisaré más adelante. La mayoría siguen adelante, con más o menos celeridad, dependiendo de mi humor y sobre todo, de mi escaso tiempo.

Esta anarquía creativa me provoca no pocos quebrantos, porque a veces me da la neura y me deprimo, ya que pienso que jamás veré todas mis obras publicadas. De acuerdo, mi ego está por las nubes al considerar que son dignas de ser editadas y conocidas por el público, pero son mis criaturas y las adoro. Creo que tengo muchas historias que contar, que podrían gustar mucho a los lectores, y necesito que vean la luz, pero en ocasiones creo que se me acaba el tiempo y no podré conseguir mi objetivo. Es frustrante, y en ese instante lo abandonaría todo, porque no me siento con fuerzas.

En esas ocasiones, que no son pocas, desfallezco y tengo claro que estoy perdiendo el tiempo. Que es inútil todo esfuerzo por ver mi obra publicada. Quiero abandonar y volver a escribir solo para mi placer, para ocupar esos escasos momentos libres que poseo, como tesoros que solo me pertenecen a mi. 

En el mes de abril, en uno de mis momentos de subidón, acudí al ENDEI, Encuentro Internacional de Editores Independientes, una iniciativa que se lleva a cabo por tercer año en Castellón de la Plana. Las grandes editoriales han abandonado su esencia por buscar la comercialidad, y ahora solo publican a escritores ya consagrados con garantía de éxito o a famosos que no tienen ni idea de escribir, pero que captaran la atención de miles de seguidores, solo por verles y estar un instante a su lado para que les dediquen el libro, aunque ni siquiera lo lean. Las pequeñas editoriales independientes, sin embargo, siguen interesadas en publicar literatura de verdad, y este encuentro se basa en el acercamiento de editores y escritores, ofreciendo una serie de charlas sobre el trabajo de cada editorial y reuniéndoles en una serie de speed-dating, como en las películas, breves encuentros de cinco minutos donde se habla con rapidez del historial del autor y de la obra que se les ofrece para publicar. En las imágenes que acompañan a esta entrada, podéis verme en mis tres facetas de participación en el ENDEI, como escritora de la editorial Unaria Ediciones, como público en una de las muchas charlas y como escritora postulante en una de las speed dating con una editorial.

Pues como dije, en un subidón de ego, mantuve cinco entrevistas con las editoriales que más se acoplaban a mis obras: un cuento infantil, una novela romántica, una novela contemporánea, una novela de ciencia ficción y una selección de relatos breves. Uno a uno, fui hablando con amor de madre de cada obra a cada editor o editora. Al final, decidí remitir cuatro de los proyectos a cuatro editoriales. Os aseguro que se trata de un momento mágico, lleno de esperanza, cuando te despides de una obra, le deseas un buen viaje y un gran éxito, como cuando envías a un hijo hacia un destino que crees el mejor para él.

Os diré cómo continúa esta historia. En ocasiones, la editorial confirma la recepción de la obra, y eso se agradece, porque no lo hacen todas. Ni siquiera sabes a ciencia cierta si han llegado al correo electrónico correcto. 

A veces, responden pronto que no encajas con su linea editorial. Aunque también se agradece la respuesta, es un mazazo, tan fuerte como si recibieras a tu hijo, maltrecho tras ser rechazado de un buen lugar de trabajo donde tenía garantizado su futuro. 

En otras ocasiones, ni siquiera se molestaran en responden en meses... o nunca. Y aquí se produce otro enorme bajón. 

Sí, lo confieso, hace pocos días recibí respuesta de una de las editoriales. Mi novela contemporánea, quizá la mejor que he escrito nunca, fue rechazada, pero me ofrecían editarla por el sistema de copago, o sea, pagar por editarla. Por supuesto, la única respuesta posible es decirles que no. Si era buena para publicar pagando por ello, ¿no era buena para que la editorial se arriesgara a invertir en ella? Dada su vista comercial, no merecían mi obra. Y aunque estuve triste y furiosa todo el día, al final me rendí a la evidencia de que algún día esa obra será publicada por alguien que crea en ella, y que le irá bien, tendrá éxito y será leída y apreciada en lo que vale.

Tras un rechazo me planteo: ¿debo seguir adelante? ¿intentar con todo mi empeño publicar mi obra completa? ¿o seguir escribiendo solo para mi? Un día decido una cosa, al día siguiente cambio de parecer. No obtendré una respuesta coherente, porque no la hay. Los sueños están hechos de humo, y apenas los alcanzas, se esfuman. Este sueño mío se escritora ya ha visto varias historias publicadas, ¿por qué las demás iban a ser menos? 

De esto trata mi nueva etapa. Un día de subidón y otro de busqueda, un día de depresión y otro de esfuerzo. Apenas consiga alcanzar un sueño evanescente, intentaré conseguir otro... y otro más... Y si un día me canso y me hundo por la falta de éxitos, al día siguiente me levantaré y trataré de poner todas mis fuerzas en ver a mis criaturas en manos de los lectores. 

Se lo debo.

Os lo debo.

Hasta la próxima entrada, espero que sea pronto y que no esté teñida de decepción...

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