REVISTA DE LA TERTULIA LA VIRGULILLA




Hola de nuevo.

Hacía tiempo que no entraba. Es complicado poder entrar semanalmente como antes, pero voy a intentar estar un ratito con vosotros, y hablaros de una iniciativa que ha comenzado la tertulia literaria a la que asisto cada jueves.

En primer lugar os hablaré de su nombre. En un principio, como se celebraba en una cafetería-librería llamada SAR Alejandría, nos llamamos la tertulia de SAR Alejandría. Al cambiar de gerencia y de nombre el local, se votó la continuidad de su celebración en el mismo local o cambiar de ubicación. El voto mayoritario fue que nos reunieramos en el mismo local, y lo único importante es que continuáramos reuniéndonos cada jueves, como desde hace cuatro años. Los asistentes tertulianos han ido cambiando durante estos años. Creo que ya soy la más antigua de todos y la más fiel. Pues bien, al cambiar de gerencia y de nombre el local, valoramos cambiar de nombre, y he aquí que un nombre adecuado para una tertulia muy española, que sobre todo apoya la literatura local y nacional, aunque hablemos de libros, autores y estilos de todo el mundo, era ese pequeño símbolo que corona nuestra "ñ", la virgulilla (~), y así nos llamamos desde entonces.

Con el objetivo de hace visible esta tertulia y revelando lo emprendedora que es nuestra directora y moderadora, además de tratar de los temas propuestos cada semana sobre escritores, libros o géneros literarios, se acordó rescatar una palabra castellana en riesgo de perderse. Así, rescatamos "ganapan", "médanos", "archiporres", "cazcarria" o "zancajos". ¿Su significado? Encomendaos a San Google o bien consultad con el diccionario, para no perder las buenas costumbres. ¿Cómo las rescatamos? Utilizándolas en frases o microrrelatos a lo largo de toda la semana en Facebook.

Y no contenta con esta obra de recuperación de palabras moribundas, nuestra directora propuso imprimir una sencilla revista con microrrelatos de cada miembro de la tertulia, con un máximo de cuatro al año, uno por estación. La impresión de la primera revista saldría de nuestros bolsillos y a partir de ahí, se venderían por un módico precio, no con el objetivo de enriquecernos, por supuesto, sino para financiar su impresión y que no nos cueste dinero, al menos.

Para dar comienzo, el primer relato, correspondiente al verano, tendría que contener una palabra con "ñ", en homenaje a esa letra cuyo simbolo nos identifica. De un saquito fuimos extrayendo la palabra que nos correspondería a cada uno: añoranza, señor, niño, añejo, doña, puñal...

Este último jueves estuvimos corrigiendo entre todos los primeros relatos que han ido llegando, uno de los cuales fue el mio. La palabra que me tocó por sorteo fue "cabaña", así que ahi queda y la comparto con vosotros con mucho gusto.


LA CABAÑA


Tenían ocho años cuando la construyeron como símbolo de su independencia, con ramas y restos de ladrillos y palés. Alfie se llevó un buen golpe cuando se desplomó parte del sencillo techo y sufrió varias heridas, al cortar la madera con un serrucho. Nando reveló sus dotes para la organización, porque sin mancharse las manos, dirigió con eficacia toda la operación de construcción. Joselito resultó ser el más previsor, porque aportó un plástico grueso que ataron al techo y evitó que se empaparan durante una épica tormenta de agosto, porque había visto la predicción meteorológica. Marieta surtió de golosinas y bebidas a toda la pandilla, siendo recibida en el refugio secreto con alegría, a pesar de ser una chica. Arturito despreció a sus amigos por pasar el verano metidos en aquel tugurio. Él quería disfrutar de su recién inaugurada libertad, aunque estuviera solo.
Años más tarde, los amigos regresaron al pueblo para asistir al entierro del infeliz Alfredo, quien había sufrido multitud de accidentes, hasta que el último le costo la vida. Fernando dejó su elegante gabinete de arquitectura por un día, aunque era un hombre muy ocupado. José confió a su compañera la predicción meteorológica en la televisión. María les agasajó en su restaurante, el mejor del pueblo y posiblemente de toda la provincia.
Fernando y José preguntaron por Arturo, que no había asistido al funeral de aquel amigo de su infancia. María les contó que se había convertido en un mendigo sin techo, debido a sus ansias de libertad y a su incapacidad para adaptarse. Ahora vivía entre los ruinas de aquella sencilla cabaña.
Cuando fueron a verle, antes de regresar a sus quehaceres, Arturo les miró con una expresión que parecía vacía, pero sus palabras estuvieron marcadas por una amarga sabiduría.
            — Parece que la puta cabaña resultó profética en cuanto a nuestro destino, chicos. ¡Me cago en mis muertos! ¡Ojalá hubiera jugado con vosotros aquel verano!
Sus antiguos amigos estuvieron de acuerdo con él.

Pues bien, amigos, hasta la próxima entrada, donde os hablaré de las maravillas vividas en el Avalon Summer Fairie Fest, que se celebrará en el castillo de Belmonte (Cuenca) el próximo fin de semana. Besos a todos y a todas!!

 

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